¿Por qué nos gusta los deportes extremos?
Cada vez son más las personas que buscan experiencias extremas durante sus paseos y salidas. En un sondeo realizado a jóvenes de entre 20 y 35 años de edad en Quito, el 76% dijo que le gustaría practicar algún deporte extremo; alrededor del 51%, ya lo había hecho.
A quién no se le ha ocurrido ir a volar en parapente, hacer puenting, cruzar en tarabita, descender en canyoning o rapel… A la mayoría -al menos una vez en la vida- se la ha cruzado la idea de vivir una experiencia extrema; segura sí, pero osada.
No existen datos exactos de cuántas personas han practicado algún deporte extremo; sin embargo, el surf, el canyoning, el rafting, el paracaidismo, el ciclismo de montaña son los que más seguidores tienen.
Y pensar que todo es por el proceso químico que genera en nuestro organismo la práctica de los deportes extremos; tanto así que ya se tratan casos de adictos a estas osadas prácticas.
Para entender un poco más el por qué de esta afinidad, conversamos con Catalina Verdezoto, psicóloga y terapista holística, quien nos aclarará la duda: «Los seres humanos sentimos una necesidad innata de sentir emociones que generen adrenalina. Al ganarle al miedo, se activa la dopamina (hormona del placer) que permite experimentar una sensación de satisfacción única y que provoca que la persona que ha realizado un deporte extremo, se vuelva un enamorado a este tipo de deportes diferentes y llenos de emociones nuevas e inmejorables», explica la profesional con amplia experiencia.
Si te animas a vivir estas aventuras, te recomendamos seguir al pie de la letra las indicaciones y sugerencias de los guías. La seguridad y la paciencia juegan un papel fundamental en estas prácticas. Al fin y al cabo, hay que vivir para contarlo.
- En Ecuador existen varios lugares que se han levantado gracias a los miles de turistas que llegan a vivir experiencias extremas, entre ellos Montañita, Salinas, Mindo, Quijos, Baños, Tena, Puyo, Cotacachi…
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