San Pablo, un atractivo espejo de agua

La provincia de Imbabura tiene más de 25 lagos y lagunas, fuentes de agua que son un gran atractivo turístico.

Si quieres vivir una nueva aventura, puedes seguir en auto un poco más 90 minutos por la Panamericana Norte, hasta el Imbabura, un volcán de 4640 msnm, que da nombre a la provincia norteña. En sus faldas bajas están Ibarra, Otavalo, San Pablo, entre otras poblaciones.

Ya sea que vayas por la ruta de Cayambe o la de Tabacundo, en poco menos de una hora puedes llegar al límite provincial y parar en uno de los restaurantes para desayunar un delicioso café o chocolate con bizcochos y queso de hoja.

Luego de la breve parada técnica, puedes continuar el viaje hasta el Lago de San Pablo, ubicado al pie del gran Taita Imbabura. Al lago puedes llegar ya sea por la panamericana o por la comunidad de González Suárez.

El lago es un espacio para las aventuras, en una mañana puedes ver a unos aventureros aprender a montar en moto acuática, o a otros caminantes ir montaña arriba, al encuentro de las comunidades de páramo, o ver a los artesanos de la zona trabajar con la totora.

En San Pablo, aunque las tardes estén despejadas y soleadas, las nubes y el viento son constantes, ideales para buscar refugio en alguno de los comederos y pedir un plato de habas, choclos y mellocos o una fritada o un caldo de gallina o un cuy asado. La comida suele ser sabrosa y un plato contundente en promedio puede costar seis dólares.

Además, en este espacio los visitantes disfrutarán de una variada oferta que incluye deportes acuáticos, paseos en bote o lancha, senderismo, buena gastronomía; también en sus alrededores hay miradores que te harán amar este recoveco de nuestro Ecuador.

Poco más de una hora y media demora el viaje desde el centro de Quito, hasta el Lago San Pablo.