La fe, una aliada del turismo
Las festividades y tradiciones religiosas dinamizan la economía del sector turístico.
En Ecuador existe un sinnúmero de festividades religiosas: procesiones, peregrinaciones, visitas a santuarios, fiestas patronales; además de museos, iglesias, grutas… Muchas de ellas convocan a miles de feligreses, quienes además de evidenciar su devoción, generan miles de dólares en gasto turístico.
Si bien es de creencia popular que la fe mueve montañas, es un hecho claro que que las actividades religiosas movilizan enormes cantidades de dinero en todo el mundo. Se estima que el turismo religioso desplaza alrededor de 300 millones de viajeros y dinamiza la economía en más de 18 mil millones de dólares.
En el caso de Ecuador, una de las manifestaciones religiosas más importantes es la Romería de la Virgen del Cisne, en Loja, que motiva a más de 50 mil feligreses a viajar hasta el sur del país. Según datos de los operadores del sector turismo en la región austral, durante la caminata y alrededor de las celebraciones en torno a la virgen de La Churonita, hay un un gasto turístico de unos dos millones de dólares por semana.
El turismo religioso mueve alrededor de 18 mil millones de dólares al año. Más de 300 millones de turistas visitan destinos religiosos, principalmente en Europa y Asía.
Organización Mundial del Turismo
Lugares más visitados por los feligreses
Más allá de la religión o el culto que se profese, hay santuarios que mueven toda una industria turística. Dos de los sitios más importantes son la Basílica de la Virgen de Guadalupe, en México, y la Iglesia de San Pedro, en el Vaticano. También se desataca la tumba del Gran Imán Reza, en Irán, que recibe anualmente unos 25 millones de feligreses.
En Japón también hay lugares visitados por millones de personas, un claro ejemplo son los sitios sagrados y rutas de peregrinación de la Cordillera de KII, que son recorridas por unas 15 millones de turistas.
En Sudamérica, el lugar sagrado más visitado es la Basílica de Nuestra Señora Aparecida, la segunda basílica más grande del mundo. Está en el norte de Brasil. Recibe unos 10 millones de feligreses y excursionistas al año.
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