Chachimbiro, un paseo de verano

Cualquier día, es bueno para recorrer nuestro país, sus paisajes andinos bañados por el sol, las diversas tonalidades de verde que inundan las montañas, los picos nevados, y el calor de la gente, lo vuelven inigualable.

La aventura me empuja y las ganas de conocer nuestras maravillas me llevan hasta las aguas termales de Chachimbiro, hermoso rincón de la provincia de los lagos, Imbabura, la distancia desde Quito es relativamente corta, en menos de tres horas el clima frío de la sierra da paso a un microclima más cálido.

En este sector está la famosa universidad Yachay, pero esa debería ser otra historia.

Chachimbiro se encuentra a menos de tres horas de Quito.

Ahora busco la calidez de las aguas calentadas por las entrañas ardientes de la tierra; en medio de las montañas, las encuentro, piscinas que como ojos milenarios brotan risueños y candentes, el bucólico paisaje me envuelve y me invita a sumergir mi cuerpo en las aguas volcánicas.

Cierro mis ojos y dejo volar la imaginación, el escenario es perfecto para recordar historias de valientes guerreros y hermosas ñustas que en estos lares vivían sus pasiones, mientras sueño, retomo fuerzas con las sagradas aguas termales, respiro profundo mientras siento la vivificante calidez, mis músculos se relajan y mi mente queda absorta con recuerdos de vidas ajenas que han llegado a mi a través de las historias que contaban los abuelos.

Aves incontables surcan el horizonte y a lo lejos miro al Taita Imbabura que paciente observa a la Mama Cotacachi, los gigantes no solo nos observan, también nos amilanan con su grandeza, un pequeño manto blanco cubre los dos volcanes y nos recuerda el maravilloso país que tenemos, pronto será hora de regresar, pero mientras ello sucede, vivo en medio del agua milagrosa que nace de las montañas para nosotros.