Cerro La Luz, un proyecto que potencia a Puéllaro

Lo que antes era una montaña pelada, en la actualidad ha recuperando su cobertura vegetal e incluso ahora tiene un reservorio de agua en su cima.

Hace pocos días tuve la suerte de visitar Puéllaro, parroquia que -yendo desde Quito- es el punto de partida de la Ruta Escondida, un sendero que utilizaban los contrabandistas, antaño en tiempos de los estancos. Digo suerte, porque me encontré con historias que me ayudaron a crecer y con gente que me inspiró a continuar.

Fui como parte de la delegación de Gestores Turísticos de la Ruralidad, grupo capacitado por la Universidad Andina Simón Bolívar y Quito Turismo para ser los difusores de los atractivos de las parroquias rurales de la capital y crear nuevas opciones para viajeros y excursionistas.

De entre todos los atractivos conocí la iglesia nueva y la antigua, la feria de emprendedores, el parque con árboles patrimoniales; degusté pan de mandarina y otras golosinas. La cereza del pastel fue el Cerro La Luz, un espacio recuperado gracias a los estudiantes del colegio local, y la participación del municipio, las universidades y otros apoyos solidarios que han permitido recuperar el verdor en este espacio de alrededor de 21 hectáreas.

Además, gracias a Senagua y a las mingas comunitarias, en la cima se construyó un reservorio de agua, el que abastece a todos los sembríos frutales y de plantas nativas de la zona; este enorme piscina que contiene agua que llega en mangueras desde vertientes ubicadas a casi tres kilómetros, también se ha convertido en el hogar de anfibios que son cuidados con el apoyo del Zoo de Quito.

En la cima del Cerro La Luz hay senderos, juegos infantiles, miradores y un ágora para presentaciones artísticas y eventos culturales. También hay espacios para realizar rituales de agradecimiento a la madre natura y recargar la energía.

El Cerro La Luz es un espacio de obligada visita cuando recorres la Ruta Escondida.