Guagua Pichincha, llegar a la cima es una aventura

Subir al Guagua Pichincha sin haberlo planificado, puede tener su recompensa.

Recibimos la visita de Las Beatas Online, quienes vinieron a Lloa para darse una vuelta. Fuimos al Santuario de El Cinto, como no podía ser de otra manera. Allí, además de elevar sus oraciones y decretos, disfrutaron de la vista panorámica que ofrece del valle volcánico ubicado a 3100 metros sobre el nivel del mar.

Luego, cruzando la calle, doña Rosarito y doña Consuelito dieron un breve paseo por el parque Chilibulo Huayrapungo, se quedaron maravilladas con la vista panorámica del sur de Quito.  

“Qué más haremos”, preguntaron las señoras ávidas de aventura. El guía sugirió que vayamos al refugio del Guagua Pichincha. “Solo hasta al refugio vea bonito, verá que somos 60 y piquito”, recomendaron las turistas.

Al llegar al refugio, a aproximadamente 4560 msnm, no se aguantaron las ganas de caminar apenitas, dijeron. De pronto ya estaban en el sendero que lleva a la cumbre. Vamos hasta ahicito vea joven, sugirieron. Quería llegar a la Cruz, una caminata de no más de 25 minutos, a paso lento. ¿Tienen una chompa impermeable y zapatos cómodos? preguntó el guía.

Más tardó el guía en preguntar que Las Beatas Online en emprender camino. Y fue tanta su emoción con los paisajes y la neblina dando movimiento al entorno, que paso a paso avanzaron hasta la cumbre. “Vea bonito este camino no ha sido difícil para mujeres de nuestra edad. Y más fácil con su compañía, que suerte tenemos de haberle traído”, comentaron emocionadas al alcanzar su primera cumbre, la del Guagua Pichincha.  

De pronto, los truenos comenzaron a retumbar en el cielo. La amenaza de un fuerte aguacero hizo que emprendiéramos el retorno. Pese a la posibilidad de lluvia, Doña Rosarito y Doña Consuelito, bajaron lento. Pararon cada que la neblina dejaba ver los campos andinos.

Al llegar al refugio, comenzó la lluvia, por suerte no nos mojarnos. Nadie imaginaba que esa llovizna se convertiría en una leve nevada. Varios de los visitantes que estuvieron en el lugar emocionados corrieron de un lugar al otro mientras la nieve hacia más mágica la aventura.

Luego, al comenzar el descenso en el auto, una ladera llena de chuquiraguas nos despedían, mientras unos pocos rayos de sol abrigaron la tarde.