Pueblito Mío

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Lloa, una aventura sin límite (segunda parte)

Sabores exóticos que nos invitan a exploran nuevas sensaciones

Descubrir los encantos de Lloa es una propuesta tentadora para los amantes de la aventura y el buen sabor. La parroquia rural es el acceso natural al Guagua Pichincha.

Por: Connota Comunicaciones – Segunda entrega de la serie Lloa Mágico.

Fachada de la heladería. Está diagonal al GAD Parroquial | Foto: Luis Chandi

En Kukurucho, placer sin culpa degustarás helados de sabores exóticos y variados, unos con nombres ocurrentes que te harán reír y otros, tan desenfadados, que te harán sonrojar. Los clientes más creativos los juntan para provocar carcajadas con la construcción de un doble sentido.

Los helados de autor son creados por Patricia Anangonó y Marcelo Calle. Los puedes saborear en la esquina de las calles Quito y Pichincha, en el cruce de dos vías principales cercanas al Parque Central, diagonal al GAD Parroquial de Lloa. Esta fue la segunda parada en nuestra visita a la parroquia rural más grande de Quito, que comenzó -como lo narramos en la primera entrega- en el Santo Locro.

Robin Gallardo, nuestro anfitrión, mientras íbamos al bus que nos llevaría a descubrir los encantos de Lloa Mágico, nos tentó con una pregunta directa, de esas que irrumpen y despiertan la curiosidad: «¿quieren probar helado de cuy?». Helados de cuy replicamos casi al unísono todos quienes estábamos invitados a la visita de periodistas.

Olvidamos por el momento de nuestros análisis sobre la situación del país y las próximas elecciones y apresuramos el paso rumbo a la heladería. Al llegar: «es cierto que hay helados de cuy», dijo el más incrédulo de nosotros. «Sí» contestó Johel, responsable de atender el negocio los fines de semana, al tiempo que nos dio la bienvenida y nos invitó a pasar al pequeño y acogedor local pintado de morado y blanco, con luces de neón y otras guaraguas que lo hacen más atractivo.

Robin, certero de que aceptaríamos la invitación, había hablado con Marcelo para pedirle que nos preparara una degustación. Al llegar, nos sirvieron un Coctelado Margarita acompañado de grillos deshidratados y gomitas enchiladas; una Mamadita que está elaborado con base en Whisky Amaretto y Crema de Café; una Mimosa (champagne y naranja confitada) y el tan esperado helado de cuy. Todos deliciosos y lo mejor, los puedes encontrar de todos los costos, desde un dólar.

Degustación de helados | Foto: Robin Gallardo

«Lloa nos enamoró»

«Cuando vinimos de paseo, nos encantó el lugar. Así que cuando se nos cruzó por la cabeza emprender, no dudamos en que Lloa sería el sitio ideal», recuerda Patricia Anangonó, administradora gastronómica, quien también se dedica a la investigación, desarrollo y producción de nuevas delicias.

«Fue duro, sin embargo, ha valido la pena. Estamos ya siete años y, si bien hemos soportado varios inconvenientes propios del inicio de la ejecución de los negocios, hemos salido adelante. Este es nuestro segundo local. Antes estuvimos -por cinco años- en el Parque Central de la parroquia«, recuerda.

Al hablar sobre los tan variados como ocurrentes helados, nos dice: «La creación de sabores es como estar en un laboratorio, vas probando y probando hasta que encuentras la combinación perfecta, le añades los aderezos y listo. En cuanto al helado de cuy, fue toda una aventura. Lo hacemos con base a la carne deshidratada y otros secretos que nos permiten tener un sabor original de una de las delicias de la gastronomía tradicional ecuatoriana», concluye Patricia.

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