Cuenca, ciudad de anhelos, encantos y recuerdos

La capital de la provincia del Azuay atrae a los jubilados para vivir su retiro.

Si hay alguna ciudad en la que se pueda apreciar la arquitectura, en este país, es Santa Ana de los cuatro Ríos de Cuenca. El solo caminar por sus calles, admirando la exquisita habilidad de sus constructores, justifica su visita; no es gratuito el reconocimiento que la UNESCO le otorgará en 1999, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Luego tenemos el entorno natural en el que se asienta, los ríos que serpenteantes la atraviesan juguetonamente, los páramos y lagunas del Cajas, el valle del Paute, y una enorme lista de atractivos.

En cuanto a gastronomía, aquí encontramos las famosas cascaritas, las carnes de San Joaquín y por supuesto, mote en todas sus presentaciones; y si su exigencia es de otro talante, los mejores restaurantes del Ecuador están aquí, por supuesto, sin olvidarnos de dulces delicias como las quesadillas, los turrones y los dulces de Corpus.

En medio de la ciudad, encontramos el parque arqueológico y museo de sitio Pumapungo, en él encontramos los restos de la ciudad inca de Tomebamba; y, más reciente, la Vieja Catedral y su museo religioso junto a la Catedral nueva y su Domo Azul.

¿Falta algo? Claro que sí, hablar de un grupo humano que siempre te recibirán con una sonrisa, que agobian con su gentileza, siempre dispuestos a conversar con su peculiar tono y alegría.

Dependiendo la ruta que tomes, llegar a Cuenca puede demorar entre 8 y 10 horas en promedio