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Mojanda, belleza y leyenda

Dos volcanes inactivos dan vida a tres lagunas. El complejo natural está ubicado a menos de dos horas de Quito.

En los alrededores de la Laguna Grande los turistas se dedican a la contemplación, una actividad beneficiosa para la salud mental | Foto: M.E.G.

En el nudo de Mojanda Cajas, ubicadas entre las provincias de Pichincha e Imbabura, en la falda de dos volcanes, se encuentran tres lagunas: Caricocha o Lago Hombre también conocida como la Lago Grande, Huarmicocha o Laguna Mujer y Yanacocha o Laguna Negra.

La cercanía a la ciudad de Otavalo y el fácil acceso, convierten a las Lagunas de Mojanda en el mejor escape para combatir el estrés propio del día a día, las múltiples obligaciones y la rutina. 

Para llegar hasta el atractivo natural, en el acceso sur a la ciudad de Otavalo, ingreso al barrio La Joya y me dirijo por el camino de la izquierda, hacia la comunidad de Mojandita.

Empiezo el ascenso… Dejo atrás el ruido de la Panamericana y pongo atención al cambio del paisaje.  Al salir del pueblo se hacen visibles los pastizales y zonas de sembrío. Los colores se matizan entre el verde y el dorado, mientras el clima se torna cada vez más frío.  Ya siento el páramo. 

Luego de casi 16 kilómetros, estoy al borde de la Laguna Grande. Caricocha está ubicada a 3.720 metros sobre el nivel del mar. El espejo de agua tiene una marco de más de siete kilómetros, sus parajes son apacibles y frescos, el lago está bordeado por los picos del volcán del que forma parte.

Continúo la ruta al filo de la laguna, pero ya no hay piedra. Salgo del auto y camino, sintiendo el frío de páramo y disfrutando la brisa apacible.  La temperatura promedio del ambiente es de 8 grados centígrados, pero en la noche puede descender hasta los 5 grados bajo cero.

El  romero y el chocho de monte, la chuquiragua, la totora y el sigse, que alcanzo a distinguir, me permiten registrar la belleza del entorno.  Al otro lado de la vía está el pajonal y al fondo el Fuya Fuya, con una altura de 4.290 metros sobre el nivel del mar.

Es hora de volver, pero espero regresar pronto para escuchar el tañer de las campanas a la medianoche. 

Desde el centro de Quito, se puede llegar a las Lagunas de Mojanda en menos de dos horas

Campanadas nocturnas

Cuenta la leyenda que en estas lagunas reposa la campana que era transportada a lomo de caballo desde Quito para ser colocada en la Catedral que se iba a construir en Otavalo.  La larga y difícil travesía hizo que los caballos resbalen y que la campana caiga al agua. Desde entonces se escucha su sonido el fondo de las lagunas.

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