Cómo planificar un modelo asociativo
Existen múltiples estrategias asociativas que responderán a las necesidades e intereses de quienes se van a incluir en el proceso.
Los modelos asociativos atraviesan distintas etapas y responden básicamente a las necesidades e intereses que tienen los diferentes actores para asociarse. Un modelo asociativo requiere de un mínimo de tres organizaciones, ya sean personas naturales, empresas o instituciones.
Existen múltiples estrategias asociativas que responderán a las necesidades e intereses de las empresas que se van a incluir en el proceso. Al ser tal la variedad, este documento lo dedicaremos a la planificación de un modelo asociativo de PYMES.
Para el efecto partiremos de que las pequeñas y medianas empresas tienen desventajas para su incorporación en los grandes mercados y por tanto, sus niveles de rentabilidad no son los óptimos debido a las debilidades de las organizaciones y las amenazas de los entornos.
Por ello, es importante partir del conocimiento de estos factores que podrían constituir un riesgo para la permanencia y sostenibilidad de los emprendimientos e identificar las oportunidades y fortalezas que les permitirán entrar en un proceso colaborativo con otras empresas.
Ahí nace la etapa de gestación, que corresponde fundamentalmente a un proceso de negociación con aquellas organizaciones con las que pueden complementarse en algunos aspectos, ya sea de encadenamiento productivo, promoción u otros que sean identificados. Esta fase de negociación demanda reconocer las alternativas, los intereses, las opciones la legitimidad, la relación y el compromiso que se establecerán entre los asociados, como respuesta honesta, clara, transparente y fluida a un proceso de comunicación. Resultado de ello será un conjunto de acuerdos que permitan definir los objetivos comunes, las actividades conjuntas y la forma de trabajo.
Una vez alcanzados los acuerdos se procede a decidir cómo se estructurará el modelo asociativo, lo que permite definir las formas en la que se desarrollarán las tareas. Esta etapa de estructuración permite definir los roles que adoptará cada miembro de la asociación y de qué manera serán ejecutados. En este proceso se deben definir los mecanismos de dirección, ejecución y control que permitan desarrollar las actividades y evaluar sus impactos.
Posteriormente se llega a la fase de gestión, que implica la ejecución de acciones que darán cuenta de la efectividad del modelo asociativo.