Las áreas protegidas del planeta carecen de un control riguroso

Ecuador cuenta con 62 áreas protegidas, que en total suman alrededor del 15% del territorio nacional.

En un mundo hiperconsumista, no es raro entender a la naturaleza como un producto más… Este entendimiento motiva a que cada vez más personas se preocupen por preservar los servicios ambientales; es decir, salvaguardar los beneficios que brindan los ecosistemas al ser humano y sus comunidades.

En la actualidad se debate si esta estrategia en realidad tiene un interés de conservación o, en el trasfondo, es otra argucia más de las empresas para adueñarse de los territorios y los recursos que deberían ser de libre acceso. No es raro escuchar que en el futuro la guerra será por agua; sin embargo frente a esta incertidumbre ¿qué se está haciendo para evitar este escenario posible?

Cada 18 de julio se celebra el Día de las Áreas protegidas en el Ecuador, espacios geográficos definidos, reconocidos y gestionados para la conservación a largo plazo de la naturaleza, ecosistemas y valores culturales.

Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica

Pese a las críticas, un triunfo ambientalista es que alrededor del 15% de tierra en el planeta y el 10% de aguas territoriales son áreas protegidas; y aunque estos datos puedan verse de forma esperanzadora aún queda mucho por hacer: existe evidencia que demuestra que la gran mayoría de estos recursos naturales, carecen de un adecuado manejo y rigurosa protección.

Dentro de los países que más territorios protegidos han declarado están: El Archipielago Seychelles, en África Oriental, que si bien es un espacio pequeño, más del 60% de su superficie insular está protegida y alrededor del 30% de su mar. Le sigue, Nueva Celedonia, territorio francés de ultramar que está cerca a las costas de Australia, sus zonas protegidas alcanzan más del 59% de su territorio y 96% de su mar. En tercer lugar aparece Venezuela, que tiene cerca de 300 áreas protegidas.

Las amenazas más preocupantes a las áreas protegidas son el crecimiento de la población, las actividades extractivistas legales e ilegales, el crecimiento de las zonas agrícolas y pastizales, falta de recursos para su administración y cuidado, poca voluntad política para preservar estos espacios, entre las principales.